ANGELALANYA

Algo peor que el coronavirus estaba por llegar para castigar más a la humanidad doliente. Los desástres naturales lluvias, deslizamientos, frío extremo y  nieve  además del desborde de los océanos.  Pero siguieron reventando sus bombardas, los ignorantes y salvajes humanos se burlaban así del sufrimiento que vivían otras familias que habían perdido a sus familiares. El humo de los cohetes se acumulaba en los cielos de las ciudades pero cada vez se hacía más tarde  para lograr remediarlo.   La activación de un extraño virus  no solo sería una de las consecuencias del calentamiento global que experimentaba el planeta, se pronosticaron también varios microorganismos que despertarían de su sueño con el cambio de temperatura de la Tierra.   La llegada de la navidad y el año nuevo demostraron que los humanos (unos pocos en realidad en comparación a la totalidad) no habían aprendido la lección, en países supuestamente desarrollados como Alemania, Japón o E...

 Los últimos acontecimientos dados en nuestro país nos demuestran que no solo estuvimos viviendo en una ilusión de la salud para todos, sino por el contrario, la salud era para muy pocos privilegiados que pese a no trabajar como el común han logrado posiciones que les han permitido aprovecharse de la situación. No se necesita mayor análisis para conocer que las cifras para el presente año estarán en rojo, perjudicándo a los miles de ciudadanos que cumplen con la ley pero que indirectamente son víctimas de la corrupción. Hospitales construídos como  armatostes que finalmente no sirven para su propósito sino para dar justificación a ganancias injustas de quiénes deben enfrentar a la ley. Aún no se conocen las cifras reales de las tragedias que día a día se viven en nuestro país y muchos responsables tendrán que responder por sus acciones o falta de ellas.